El Parque Arqueológico El Caño, el sitio de entierros precolombinos más importante de Panamá, reabrió al público recientemente luego de un período de 10 años, durante el cual la percepción histórica de los pueblos que habitaban el país antes del año 1,000 d.C. (la “cultura Coclé”) cambió por completo, gracias a recientes descubrimientos arqueológicos.
Situado en el distrito de Natá, provincia de Coclé (177 km. de ciudad de Panamá) el parque reabrió a mediados de abril gracias a la labor conjunta del Instituto Nacional de Cultura (INAC), la Secretaria Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SENACYT), la Autoridad de Turismo de Panamá (ATP) y la Fundación El Caño, organización sin fines de lucro encargada de realizar las excavaciones en el sitio.
El Caño, que abrió por primera vez en 1979, se encuentra en un viejo cañaveral terrenos en donde enterramientos precolombinos fueron descubiertos de manera fortuita en los años 1930 y a principios de los años 1970, El Caño cerró sus puertas por el mal estado que presentaban sus instalaciones –momento que aprovechó la Fundación El Caño (a partir de 2008) para realizar nuevas investigaciones arqueológicas, cuyos descubrimientos captaron la atención de importantes revistas internacionales. Una de ellas fue National Geographic, en cuya portada (diciembre de 2011) apareció el “Hombre Pájaro”, escultura de oro que representa la transición del hombre al más allá.
“Por la sencillez de las tumbas encontradas en los años 1970, durante décadas se pensó que las culturas que habitaban la región eran sociedades sencillas o medianamente estructuradas; sin embargo, las que hemos descubierto en los últimos años corresponden a enterramientos masivos, en la que un personaje principal, ricamente enterrado con su ajuar, era acompañado de un séquito de servidores, quienes eran sacrificados para tal fin. Esto refleja la existencia de una cultura bastante estructurada y compleja”, explicó la Dra. Julia del Carmen Mayo, directora del proyecto arqueológico El Caño y presidenta de la Fundación El Caño.
Se calcula que los hallazgos, incluyendo las 7 tumbas más recientes, fueron enterrados entre los años 700 y 1,000 d.C., año en que la necrópolis fue abandonada de manera misteriosa (probablemente por algún fenómeno natural que afectó buena parte del continente). “La necrópolis estaba compuesta de dos partes: el área ceremonial, en donde se encuentran los monolitos, y el cementerio, que estaba dividido en un sector para gente pobre y otro para personalidades destacadas”, detalló Mayo.
El museo fue reabierto luego de trabajos de restauración y adecuación con una inversión de más de $80,000. Alberga una exhibición de alrededor de 170 piezas, principalmente de orfebrería y cerámica, las cuales, según la Lic. Anayansi Chicaco, directora nacional de museos encargada, “…solo representan un fragmento de los hallazgos rescatados en los últimos años. Esperamos en un futuro expandir las instalaciones para hacer justicia a este legado tan valioso”.
El Parque Arqueológico El Caño posee una extensión total de 8 hectáreas, y fue declarado Patrimonio de Interés Nacional en 2018. Su museo puede ser visitado por grupos de hasta 20 personas a la vez, quienes podrán apreciar la exhibición en interiores durante media hora, y recorrer las excavaciones en exteriores mediante giras guiadas.
El parque está abierto al público mediante previa cita, (escribiendo a museoelcano@inac.gob.pa), de lunes a domingo, de 8:30 a.m. a 4:30 p.m. y puede ser reservado para eventos especiales.