Vibrante, es la primera palabra que me viene a la mente cuando me preguntan cómo es Nueva York, es una ciudad plena de energía, vitalidad y movimiento. Esto puede parecerle obvio a cualquiera, por el intenso tránsito vehicular y el comercio, pero para mí es más patente por la inmensa cantidad de gente caminando a paso rápido, todos los días y en todas direcciones. Sólo tengo que mostrar una foto de las inmensas pantallas de Times Square y las multitudes que se dan cita en ese punto de la ciudad para que todos entiendan por qué digo que es una ciudad vibrante.

Otro aspecto que me parece vital es su Aruitectura, hay edificaciones de todos los estilos y combinaciones imaginables, algunos muy hermosos y otros…pues no tanto! Obviamente, los rascacielos son los que dominan el paisaje y de éstos hay algunos que son icónicos, a pesar del paso de las décadas como el Flatiron (1903), el Empire State (1931) y el Chrysler (1930). Los tres fueron, en su momento, sinónimo de innovación, ingenio y progreso y siguen siendo considerados joyas arquitectónicas de la ciudad. Otro edificio que se distinguen en la ciudad es el One World Trade Center, no tanto por ser el más alto en la actualidad, sino por el valor sentimental que representa, al ser la respuesta de la ciudad al ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001. Para los neoyorquinos, esta torre se erige como símbolo de libertad (se le solía llamar Freedom Tower originalmente).

En cuanto a sorpresiva, allí debo pasar a contar algunas cosas que muchos no saben de esta increíble ciudad, como su historia, sus parques y su intensa vida cultural y deportiva y la forma en que todo esto contradice la fama de ciudad dura e implacable que sale en las películas y programas de detectives.  Pero esa misma contradicción es la que produce la sorpresa al ver que también tiene un lado muy humano y amable.

De acuerdo a todos los parámetros

Nueva York es una ciudad ultra moderna, siempre cambiante, siempre construyendo algo nuevo. Sin embargo, es una ciudad que guarda celosamente su historia y protege sus edificaciones y sus tradiciones. Existe una política municipal de conservación de sitios históricos, incluyendo edificios, parques, calles y hasta barrios enteros, para preservar una rica historia. Es muy común ver rascacielos enmarcando una vieja iglesia, o un museo o edificio categorizado como patrimonio histórico de la ciudad lado a lado con un gigante de cristal de estilo vanguardista. Existen diversas razones para declarar patrimonio histórico (landmark) una edificación, entre éstas: su estilo arquitectónico, su papel en algún suceso o evento histórico, el haber sido residencia de alguna figura histórica o artística y situaciones similares. Si prestan atención, verán que hay letreros de señalización en calles o avenidas que no son del usual color verde. Existen el chocolate para las áreas históricas y el negro para las áreas de antes de la revolución independentista. En las calles y avenidas con estos dos últimos colores no se puede demoler ningún edificio ni cambiar las fachadas, por su carácter histórico.

Cuando se piensa en Nueva York, lo primero que viene a la mente es “jungla de concreto”, pero lo que muchos no saben es que la ciudad cuenta con más de mil setecientos parques, cifra que va en aumento porque tienen un agresivo plan de conversión de todas las áreas costeras de la ciudad en áreas verdes. Para mí, una experiencia fascinante es andar deambulando por cualquier barrio y encontrarme algún simpático parquecito que me invita a sentarme un rato a descansar los pies y disfrutar de alguna merienda mientras observo a la gente del barrio ir de un sitio a otro, una actividad siempre interesante y divertida. Los neoyorquinos aman sus parques y los disfrutan a plenitud, aprovechándose estos como escenarios de actividades culturales y sociales de todo tipo: conciertos, teatro, exposiciones de arte, clases de baile, matrimonios, mítines, mercados de pulgas, ferias, ventas agrícolas, en fin, toda la gama de actividades humanas comunitarias es posible encontrarlas en los parques de Nueva York.

Cuatro de los cinco condados de Nueva York son islas y muchas personas que trabajan en la ciudad residen en la vecina Nueva Jersey, al otro lado del río Hudson. Además, la bahía de Nueva York tiene uno de los puertos más importantes de los Estados Unidos. Esto motiva una intensa actividad fluvial y marítima. Cuando he tenido la oportunidad, he tomado el ferry a Staten Island para ir de paseo, aunque no es una nave turística sino de transporte de pasajeros, pero su ruta tiene las mejores vistas de la estatua de la libertad y el bajo Manhattan. Ir a alguno de los muelles o parques costeros y observar el ir y venir de barcos, taxis, ferries, cruceros, ferries turísticos, veleros, botes de remos y hasta kayacs, es muy relajante, se olvida uno que está en la ciudad.

¡Y qué decir de su vida cultural! En Nueva York hay tantos museos, que son imposibles de enumerar. El de Historia Natural es increíble y el Met tiene obras de arte para pasarse semanas enteras mirándolas, en cualquiera de sus tres sedes. Hay otros muchos museos de arte conformados por colecciones privadas de la rancia aristocracia local, además del Museo de Arte Moderno (MOMA). Otros museos son históricos como el de la Ciudad de Nueva York, el Tenement Museum (sería algo así como el Museo Inquilinario), el de la Sociedad Histórica y el 9/11 Memorial. También los hay étnicos, como el de los judíos o el de los indígenas americanos y otros temáticos como el del Yankee Stadium o ¡el Museo del Helado!.

La Ciudad de New York cuenta con mas de 1,700 parques

En verano, las bellas artes salen a la calle, a los parques y lugares de reunión de la comunidad. Disfrutar de un concierto veraniego de la Orquesta Filarmónica en uno de los grandes parques de la ciudad es una experiencia inolvidable y muy neoyorquina También hay funciones de ballet, obras de Shakespeare, conciertos y clases de baile en Lincoln Center, Brooklyn Museum y Central Park, proyección de clásicos del cine en Bryant Park y muchos otros eventos que, además, son gratuitos. Y si todo esto fuera poco, la gastronomía del mundo entero se da cita en la ciudad con todo tipo de locales. Sea en las carretillas callejeras, los quioscos en los parques, los food trucks, los tradicionales “delis”, los restaurantes de barrio, los restaurantes con larga trayectoria o las nuevas y excitantes propuestas de los nuevos chefs, se puede encontrar desde lo más tradicional hasta las innovaciones culinarias más inimaginables.

Los amantes del deporte no tienen queja, Nueva York tiene equipos de los principales deportes profesionales, algunos en las ramas masculina y femenina y, en algunos casos, como en el béisbol, más de un equipo lleva el nombre de la ciudad. El Yankee Stadium y el Madison Square Garden son legendarios en el mundo entero. Sorpresivamente, algunos equipos que ostentan el nombre de la ciudad, tienen sus estadios o sedes cruzando el río Hudson, en el estado de Nueva Jersey… no me pregunten por qué, yo tampoco lo entiendo, pero es así. De cualquier forma, sea en Nueva Jersey, Queens o Manhattan, ir a un evento deportivo es formar parte de una experiencia colectiva electrizante, y si el equipo de la ciudad triunfa, la alegría es tan contagiosa que el regreso en el subway se convierte en una fiesta.

Ferias, desfiles, festivales y actividades deportivas son eventos que se suceden durante todo el año. No hay nada como ir caminando por cualquier área de la ciudad y toparse con algún evento festivo, feria o desfile del que nada sabían y terminar siendo parte del mismo. ¡Les aseguro que es una experiencia sorpresiva y vibrante!

Gracias a nuestra  la autora,  Darla Thomas, una viajera, que toma muy en serio sus merecidas vacaciones, ella es contadora publica, ama viajar y tiene un especial apego por NYC, ha hecho más de 9 visitas a esta ciudad, 7 de las cuales han sido en los último 5 años, cuenta que cada vez descubre algo diferente. Le invitamos a seguir su blog Ideasdetour.com